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Todo equipo que quiera pelear el campeonato (o por lo menos pretenda estar en la pelea) necesita imperiosamente de un buen arquero que inspire confianza en sus compañeros, demuestre seguridad y sea capaz de responder cuando es exigido (más aún si hablamos de un portero de equipo grande, como es este caso). 

Cristian Lucchetti llegó a Boca en el mercado de pases invernal como uno de los mejores arqueros del fútbol argentino gracias a su participación en el Banfield que conquistó el Apertura 2009. Fue uno de los refuerzos más pedidos por Claudio Borghi, quien se decidió por el Laucha debido a su buen manejo de la pelota con sus pies, cualidad que el técnico Xeneize considera fundamental para el buen funcionamiento de su tan mentado esquema. 

Desde que Lucchetti se hizo cargo del arco de Boca nunca logró mostrarse sólido ni seguro. No pudo generar confianza en su defensa ni demostró tener voz de mando en su propia área. Fue responsable de la mayoría (en mayor o en menor grado) de los goles recibidos. Además de sus ya conocidos problemas  con los centros áereos, el ex arquero de Banfield nunca tuvo una salvada providencial para evitar la caída de su arco. Da la sensación de que siempre podría haber hecho un poco más o que incluso podría haber sacado algunos goles que otros arqueros si hubieran sacado. 

Hace varios fechas que se cuestiona el rendimiento de Lucchetti, como el de todo el equipo. Su actuaciones no han sido las mejores. El último sábado, después de los errores fatales frente a Argentinos Juniors, la gente dio su veredicto con una silbatina general cada vez que tocaba la pelota ¿Habrá sido el último partido de el Laucha en el arco de Boca?

Que Leandro Paredes tiene condiciones de sobra nadie lo duda pero tampoco nadie duda que tiene muchísimo camino por recorrer. La decisión de hacerlo debutar con 16 años cumplidos en este 2010 no hacen más que desnudar las pocas ideas que Borghi tiene para salir de este pésimo momento.



El pibe de San Justo, nacido el 29 de junio de 1994, viene de debutar hace apenas un mes en Reserva (frente a Lanùs) y no suma más que un puñado de partidos en el equipo de Pompei. Hoy hizo su debut cuando, a siete minutos del final, el joven enganche ingresó con la 20 en su espalda por Lucas Viatri.

La vuelta de Riquelme, y otros futbolistas que pueden actuar en aquel puesto, (Cristian Chávez estaba en el banco de suplentes y Marcelo Cañete jugó en reserva) hacen que se haga díficil explicar el por qué de la presencia de Paredes. ¿Acaso pretende solucionar con un chico de 16 años los terribles problemas que tiene el equipo? ¿O le quiere dar rodaje en un momento dónde el clima es una caldera?

Quizás el día que Paredes se destaque en Primera alguien recordará que fue Borghi quién lo hizo debutar. Pero hoy, hoy es una locura más, de un técnico que hasta ahora ha tomado pocas decisiones correctas.

Boca sumó una nueva derrota. Argentinos Juniors se llevó los tres puntos y se burló de Boca, algo que se está haciendo costumbre de los visitantes en los últimos meses.

 

El primer tiempo transcurrió sin sobresaltos, la chance más clara llegó a los 25 minutos, cuando tras un córner desde la izquierda, Palermo sacó un cabezazo que Nicolás Navarro despejó con un vuelo sensacional.

Riquelme estuvo presente de a ratos, en cooperación con Clemente Rodríguez, su principal socio en ataque.

Argentinos Juniors buscó más velocidad en ataque con el ingreso de Andrés Romero por el uruguayo Gonzalo Vargas. Sus mejores movimientos fueron por los costados.

Los últimos 15 minutos fueron un calvario para el físico de los jugadores. Gonzalo Prósperi salió lesionado en Argentinos Juniors (reemplazado por Mauro Bogado).

También Riquelme estuvo a punto de marcar el primer gol del partido antes de ser sustituido por el segundo jugador más joven de la historia de Boca, Leandro Paredes, de 16 años con la camiseta número 20.

Pero los de La Paternal, tras un córner desde la derecha, el mal rechace entre el debutante Enzo Ruiz y Cristian Cellay, Santiago Gentiletti marcó de mediavuelta el 1-0 para Argentinos sobre los 41 minutos del segundo tiempo.

Como si fuera poco, una escapada de Romero y una respuesta muy débil de Lucchetti le permitieron a Ciro Rius aumentar la ventaja solo dos minutos después.

Claramente la vuelta de Riquelme no es lo único que necesita este equipo. La defensa (y sobre todo el arco) no da garantías, y el panorama oscurece. Otra vez hay quienes ponen en tela de juicio a un entrenador que debe remar con un equipo que no termina de definirse nunca.

info La Hora Juvenil

Télam